Kutxabank publikoa

Jatorrizkoa gazteleraz: Denbora galtzen ari gara

1. El Gobierno Vasco ha presentado el Anteproyecto de Ley de Cajas de Ahorros y Fundaciones Bancarias. Lo menos que se puede decir es que se trata de una actuación, en principio, sorprendente.

2. Decimos "en principio" porque, salvo que existan otros objetivos que vayan concretándose en su tramitación, este Anteproyecto resulta, aparentemente, fuera de lugar y fuera de contexto.

3. En los medios de comunicación, y en la propia información transmitida desde el Gobierno Vasco, se ha aludido a cuestiones de carácter meramente formal o procedimental, lo que resulta sorprendente dada la trascendencia de lo que este país tiene en juego con este tema y, en particular, con la situación institucional de las fundaciones bancarias que controlan Kutxabank.

4. En estos comentarios públicos ni siquiera se menciona lo más importante. Esto es, la composición y designación del Patronato de las fundaciones bancarias.

Regulado en el artículo 85 del Anteproyecto, establece algunas modificaciones sobre la regulación estatal, que vienen a configurar estos patronatos en base a las limitaciones que recogemos a continuación. (Aunque este Anteproyecto establece un máximo de 16 miembros del Patronato, calculamos los porcentajes sobre el número de 15 patronos, en base a la composición actual de hecho de BBK, Kutxa y Vital).

5. En definitiva, esta regulación no soluciona el problema de fondo: la insostenible composición de las fundaciones bancarias BBK, Kutxa y Vital. Ni siquiera parece preocuparse por este verdadero escándalo corporativo, social, financiero y político. Sorprende que ni siquiera se intente dar cobertura normativa a la dudosa regulación establecida al respecto en la Kutxa de Gipuzkoa.

Desde el punto de vista de lo que en estos momentos es el problema fundamental de nuestro sistema financiero, es realmente llamativo que no se haga el más mínimo esfuerzo para facilitar la posible "democratización" de estos Patronatos, y ni siquiera el control o supervisión externo de los mismos.

6. Es también sorprendente que no se intente tampoco clarificar el procedimiento de cesión de acciones de las fundaciones o la transformación de las mismas en otro tipo de forma jurídica distinta de la fundación.

Probablemente esto se deba a que la viabilidad de este tipo de operaciones es tan evidente que no precisa de regulación.

7. De cualquier forma, lo realmente sorprendente de este Anteproyecto es comprobar hasta qué punto está desorientado nuestro liderazgo político. El problema actual de nuestro sistema financiero -de Kutxabank- no es la supervisión del gobierno vasco ni el detalle formal o administrativo de esta regulación.

8. El reto actual de Kutxabank es la propia esencia de las fundaciones bancarias, una figura de carácter provisional que debe ser sustituida de forma inmediata.

Las fundaciones bancarias están previstas para canalizar su propia sustitución por accionistas privados como titulares de Kutxabank. Si es cierto que existe un consenso entre las fuerzas políticas vascas en que esto no debe suceder, las fundaciones bancarias deben desaparecer de inmediato.

9. Las fundaciones bancarias han liquidado las cajas de ahorros dejando el poder de nuestro sistema financiero en manos de un pequeño núcleo de personas autoelegidas sin ningún tipo de control público, social ni privado. Es, como ya hemos repetido, la peor forma de privatización posible. La más ineficiente.

10. Mantener una entidad financiera con este tipo de estructura de gobierno corporativo es insostenible.

Corremos el riesgo de que el Banco Central Europeo intervenga en cualquier momento una modalidad de gobierno inaceptable y difícilmente explicable en medios internacionales.

11. Las fundaciones bancarias no son un instrumento de gestión eficaz de una entidad financiera. Son un instrumento de oligarquización del sistema financiero, destinado a dejar el poder financiero y económico del país en manos de un pequeño grupo de confianza de los líderes de los partidos políticos históricos.

12. Dejémonos, por lo tanto, de tonterías, y procedamos cuanto antes a liquidar las fundaciones bancarias. Ya sea para ceder sus acciones a diputaciones y ayuntamientos -como proponía la Diputación Foral de Gipuzkoa- o para una transformación en cooperativa de crédito con participación pública cualificada como proponía EKAI Center. O para su transformación a través de otras propuestas que se entiendan oportunas.

Pero hay que hacerlo ya. Antes de que sea tarde. Estamos perdiendo el tiempo de forma inexplicable.