Algo huele mal en Kutxabank. Y no es su solvencia, ni sus abusivas comisiones. Tampoco me refiero a que Kutxabank es el banco que más desahucia de Euskadi. Ni a su obstinación por mantener ilegalmente el IRPH. Me refiero a la sorpresiva expulsión de Mario Fernández por motivos políticos y lo que está viniendo después de todo ello.
El último episodio maloliente es la denuncia que ha presentado ante el fiscal Kutxabank por “actuaciones irregulares” después de que se lo aconsejara el Banco Central Europeo.
A falta de que me saque una plaza de juez (o de fiscal) o de que alguien detalle legalmente en qué consisten esas actuaciones que el Banco Central Europeo y la misma Kutxabank estiman que son irregulares, se puede decir que nos encontramos ante una especie de puerta giratoria de padre y muy señor mío. ¿Es legal esta puerta giratoria?
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